Grullas y otras aves en la Albuera

El último fin de semana de noviembre hicimos una escapada a mi tierra, a ver a mis padres y de paso pajarear por la Albuera junto a mi amigo Jerónimo Milán. Despachamos por la mañana algunas gestiones, comimos rápido y nos fuimos a las lagunas.

Nada mas llegar nos encontramos con un par de buitres en una torreta eléctrica.

 También por la carretera y sin llegar a aparcar nos encontramos un alcaudón real. Dejamos el coche y por el camino nos deleitamos con la danza de una pareja milanos reales, la pena es que estaban volando bastante altos y junto al sol (mala combinación para la fotografía)

Fue una pasada verles con el trompeteo de las grullas de fondo.

Enseguida empezamos a ver bandos de grullas: ¡la tarde prometía!

.En la dehesa había decenas de grullas comiendo

Y volando.

La laguna grande estaba llena de gaviotas y avefrías.

También había bastantes garzas reales.

Y espátulas.

Ya no estaba el juvenil de flamenco que nos alegró la última visita, a cambio la laguna nos premió con otro visitante tan inesperado para mí como el flamenco: una avoceta.

Imágen testimonial de la avoceta.

Hacía un rato que habían llegado Jero y Jorge (ese aventurero de 8 años que ama tanto a las aves) Jero dijo de montar un hide y esperar a que las grullas entraran al dormidero. Improvisamos este:

Jero en el Hide.

Empezaban a entrar bandos de grullas, la luz cada vez era más pobre.

Me encantan las lagunas de la Albuera, pero mi momento favorito es al amanecer y al atardecer: ese momento es mágico; la calma se adueña del lugar, el agua se calma convirtiendo la lámina de agua en un gigante espejo donde se reflejan la dehesa, las aves en vuelo y las aves que continúan alimentándose.

Alguna cigüeña quería ser también protagonista en el gran escenario del teatro de la vida de la laguna.

El sol llegaba ya a su ocaso diario regalando a nuestras retinas espectaculares cielos multicolor enriquecidos con las caprichosas formas que dibujaban las nubes en ese gigante lienzo natural.

 

 Muy pronto se unían a esa obra de arte las siluetas de cientos de grullas

Me encantan las siluetas de los árboles desnudos sobre el fondo del atardecer.

La noche llegó en un suspiro; cuando lo pasas bien el tiempo vuela. Era una noche oscura, la luna nueva de un día ponía su granito de arena. Como dice mi amigo Jero lo mejor está por llegar y no le faltaba razón: Centenares, yo diría que miles de grullas iban llegando al dormidero pasando por encima de nuestras cabezas y por los cuatro puntos cardinales. El trompeteo era atronador, además de las que volaban, las teníamos posadas a nuestro lado pero sin poder fotografiarlas por la escasez de luz. El momento me recordó a la película de Alfred Hitchcock los pájaros. ¡Alucinante!.

Os aconsejo ver el video con sonido para que os hagais una pequeña idea del momento tan intenso que vivimos

El cuadro del atardecer se difuminó dibujando ahora una conjunción Luna-Venus.

Nos fuimos de allí a oscuras para no molestar a las aves bajo un manto de estrellas y de fondo la banda sonora de la laguna. Parecía que estaba en el cine Imax: la cúpula del cielo nos premió con una estrella fugaz. Aproveché para contar a Jorge algunas leyendas de las constelaciones, de las Pléyades, de Mizar y Alcor .. Mas de un tropezón pegué por ir mirando para arriba.

A Jorge le encanta la Astronomía y espero pronto poder regalarle una sesión con el telescópio para que descubra los cúmulos globulares, las galáxias, las nebulosas, las estrellas dobles, los planetas ...

El atronador trompeteo de fondo me hacía cerrar los ojos y pensar que estaba en el auditorio nacional escuchando la 9ª sinfonía de Ludwin Van Beethoven.

Ya en casa no me pude resistir a fotografiar el cielo para compartirlo con vosotros

Constelación de Orión

Constelación de Tauro con las Pléyades y las Híades.

Jero y Jorge: gracias por otro día maravilloso.

Saludos para tod@s y gracias por pasar y comentar.